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viernes, 21 de octubre de 2011

Carta de Beethoven a su amada.


Incluso cuando estoy en cama mis pensamientos van hacia ti, mi eternamente querida, ahora y entonces alegremente, después otra vez tristemente, esperando para saber si el destino oirá nuestra plegaria, para hacer frente a la vida que debo vivir en conjunto contigo o nunca verte. Sí, estoy resuelto a ser un extranjero vagabundo hasta que pueda volar a tus brazos y decir que he encontrado mi hogar verdadero con usted y envuelto en tus brazos podré dejar que mi alma flote hasta el reino de almas bendecidas. ¡Ay!, desafortunadamente debe ser así. Debes estar tranquila, tanto más pues sabes que te soy fiel; ninguna otra mujer podrá nunca poseer mi corazón, nunca, nunca, nunca. Oh Dios, por que debe uno ser separado de aquella que le es tan querida. Para más, mi vida en Viena es actualmente desgraciada. Tu amor me ha hecho el más feliz y el más infeliz de los mortales. A mi edad necesito estabilidad y regularidad en mi vida, ¿puede esto coexistir con nuestra relación? Mantente tranquila; solamente al considerar tranquilamente nuestras vidas podremos alcanzar nuestro propósito de vivir juntos. Mantente tranquila, ámame, hoy, ayer. Que nostalgia llena de lágrimas por ti, por ti, por ti, mi vida, mi todo. Todos los buenos deseos para ti. Oh, continua amándome, nunca juzgues mal el corazón de tu fiel amado.
Siempre tuyo,
siempre mía,
siempre nuestro.

domingo, 9 de octubre de 2011

Desayuno con diamantes.


¿Sabes lo que te pasa? No tienes valor, tienes miedo. Miedo de enfrentarte contigo misma y decir está bien, la vida es una realidad, las personas se pertenecen las unas a las otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula. Bueno nena, ya estás en una jaula, tu misma la has construido y en ella seguirás vayas donde vayas, porque no importa donde huyas, siempre acabarás tropezando contigo misma.

lunes, 3 de octubre de 2011

Placeres ocultos



Su aliento es como miel aromatizada con clavo de olor;

Su boca, deliciosa como un mango maduro.

Besar su piel es como probar el loto.

La cavidad de su ombligo oculta acopio de especias.

Qué placeres yacen después, la lengua lo sabe,

pero no puede decirlo.



Srngarakarika, Kumaradadatta (siglo XII)

El lienzo.


El hombre tiene los ojos cerrados, una mano sobre su pecho y otra sobre el muslo de ella, en íntima complicidad. Para mí esa visión es recurrente e inmutable, nada cambia, siempre es la misma sonrisa plácida del hombre, la misma languidez de la mujer, los mismos pliegues de las sábanas y rincones sombríos del cuarto, siempre la luz de la lámpara roza los senos y los pómulos de ella en el mismo ángulo y siempre el chal de seda y los cabellos oscuros caen con igual delicadeza. Cada vez que pienso en ti, así te veo, así nos veo, detenidos para siempre en ese lienzo, invulnerables al deterioro de la mala memoria. Puedo recrearme largamente en esa escena, hasta sentir que entro en el espacio del cuadro y ya no soy la que observa, si no la mujer que yace junto a ese hombre, y tu eres ese hombre que yace conmigo. Entonces se rompe la simétrica quietud de la pintura y escucho nuestras voces muy cercanas.

- Cuéntame un cuento - te digo.

- ¿Cómo lo quieres?

- Cuéntame un cuento que no le hayas contado a nadie.